INTERNATIONAL JOURNAL OF ONCOLOGY (IJO)
https://www.spandidos-publications.com/ijo
Organización Mundial de la Salud, radiación de radiofrecuencias y salud
-una nuez dura de partir-
Dr. LENNART HARDELL
Departamento de Oncología, Facultad de Medicina y Salud, Universidad de Örebro, Suecia
Recibido el 1 de Abril de 2017; aceptado el 6 de Junio de 2017
DOI: 10.3892/ijo.2017.4046
Resumen. En mayo de 2011, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) evaluó los riesgos de padecer cáncer derivados de la radiación de radiofrecuencia (RF). Los estudios epidemiológicos dieron evidencia de un mayor riesgo de glioma y neuroma acústico. La radiación de RF se clasificó como Grupo 2B, un posible carcinógeno humano. Posteriores estudios epidemiológicos, en animales y modelos mecánicos han fortalecido la asociación. A pesar de ésto, en la mayoría de los países se ha hecho poco o nada para reducir la exposición y educar a las personas sobre los riesgos para la salud de la radiación de RF.
Por el contrario, los niveles ambientales han aumentado. En 2014, la OMS lanzó un proyecto de monografía sobre campos de RF y salud para comentarios del público. Resultó que cinco de los seis miembros del Grupo Básico a cargo del proyecto están afiliados a la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP), una ONG leal a la industria, y por lo tanto tienen un serio conflicto de intereses. Al igual que la ICNIRP, en la monografía se descarta la evaluación de los efectos biológicos no térmicos de la radiación de RF como evidencia científica los efectos adversos para la salud. Esto ha provocado muchos comentarios enviados a la OMS. Sin embargo, en una reunión celebrada el 3 de marzo de 2017 en la oficina de la OMS en Ginebra, se indicó que la OMS no tiene intención de cambiar el Grupo Básico.

Casos judiciales. Hardell testificó (USA) en un caso judicial en 2002 que involucró a un hombre que presentó una demanda alegando que su teléfono móvil fue el causante de desarrollar un tumor cerebral. La juez en este caso, Catherine C. Blake, desestimó la demanda y criticó el testimonio de Hardell, diciendo que de los dos estudios citados por Hardell, uno no encontró un mayor riesgo de tumores asociados con el uso del teléfono móvil. Blake añadió que el otro estudio fue criticado por expertos y que muchos estudios y organismos gubernamentales llegaron a conclusiones contrarias a la opinión de Hardell. En 2012, sobre la base de la investigación de Hardell, la Corte Suprema de Italia dictaminó que el tumor cerebral de un ejecutivo de negocios era causado por el uso de su teléfono móvil.